Un filósofo YouTuber (I)

El Prof. Aguerre en su canal de YouTube

Un filósofo YouTuber (I)

Tiempo estimado de lectura: 24 minutos, 18 segundos

Entrevista al Profesor José María Aguerre, creador del canal donde nos enseña a pensar a través del rock.

Desde hace miles de años, la música ha sido considerada como uno de los elementos más eficaces para establecer la comunicación y, por qué no, la conexión interior entre los seres humanos. En la actualidad, varios estudios llevados a cabo confirman que la música además mejora nuestras capacidades cognitivas. En definitiva, podemos afirmar que la música nos hace mejores personas, por lo que es indudable que su importancia tiene una dimensión trascendente. Es lo que descubrió y puso en práctica desde hace un tiempo el Profesor José María Aguerre, un filósofo argentino que ha creado un canal de YouTube para compartir reacciones filosóficas sobre temas de rock en general y metal en particular. Hoy en día, su canal ya cuenta con más de 46.000 suscriptores y se ha convertido en un espacio para pensar acerca del sentido de la propia existencia. Por este motivo, un equipo de colaboradores de QuOI pro lo entrevistó para conocer más acerca de su iniciativa que se ha convertido en un sitio donde se aprende a pensar y encontrar por medio de la música un camino hacia valores trascendentes que nos unifiquen.

QuOI pro (QP): ¿Cómo surge esta propuesta suya de comentar los videos de rock y por qué decidió hacerlo?

Prof. José María Aguerre (JA): La historia es larga porque comienza allá por los 90 dando clases en un colegio secundario. Soy profesor de la Universidad Católica Argentina y también en este momento soy director de un Profesorado de Ciencias Sagradas y Filosofía terciario, además enseño en tres colegios secundarios. En uno de esos colegios, el Santo Tomás de Aquino, tengo alumnos de la escuela media, del 5° año, chicos de 17 años. Ya en los 90 buscaba un camino para enseñar la filosofía con la mayor empatía posible con los alumnos, y un camino que encontré fue la música, algo que me apasionaba, por supuesto a mí y a los chicos también. Entonces nos permitió tener un canal de encuentro para hacer un análisis de las canciones, donde siempre, indudablemente, lo que intentaba era mostrar cómo era el arte. Aristóteles decía que el arte es más filosófico que la historia porque nos muestra lo esencial encarnado en lo particular. Entonces es como que se pueden explicar muchas cosas sólo con una obra. Así es como me ayudaban las canciones para explicar un montón de mensajes, conceptos de posturas filosóficas, etc. Y así empecé por los años 90.

QP: Es decir, ¿esto tuvo su origen en las aulas de los colegios donde usted enseñaba?

JA: Si, esto que hice en las aulas, primero en el secundario y luego en la universidad durante años dando charlas, incorporándolo a seminarios, trabajando principalmente con la música, también con el cine, con las películas y con la literatura; pero, sobre todo a través de la música, logramos un canal de encuentro. Además, un año entero antes que salgan las películas del Señor de los Anillos, decidí dar toda la filosofía ese año con los tres tomos sustentados por un libro denominado Leyendo a Tolkien, que es de un gran amigo llamado Jorge Ferro. Este libro me ayudaba a tener la parte filosófica también.

QP: ¿Y cómo se da el salto de las aulas a la web y específicamente a YouTube?

JA: Ocurre que este año (NdR: debido a la pandemia), la Universidad Católica cambió en 15 días toda su enseñanza a modo virtual como ha pasado también en las grandes universidades en el mundo entero, así como en los colegios. En ese momento volví a habilitar un canal de YouTube que yo tenía y decidí sintetizar mis cursos de filosofía. De hecho, en este canal Prof. José María Aguerre, hay un curso de ética, un curso de metafísica y un curso de introducción a la filosofía. Es decir, armé todo esto en realidad para los alumnos, para que ellos tuvieran las clases al fin y por Zoom aclarar las dudas. Pero dije, bueno tengo que ir a la música también ya que la música fue por tantos años mi compañera en las clases de filosofía, entonces empecé a hacer reacciones. Le puse reacciones porque era algo que escuchaba mucho, pero en realidad son análisis más bien filosóficos en algunos casos, pero en el terreno teológico también.

QP: ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver su canal y el contenido del mismo?

JA: Me maravilló la reacción (de la gente). No me la esperaba, sinceramente, porque si ustedes se fijan en mi canal, mis cursos de filosofía, creo que hay uno de filosofía que tiene 6 mil vistas después de 4 meses, pero las canciones tienen entre 150 mil y 160 mil. Un periodista en la Argentina me decía, “se te agrandó el aula”, porque es cierto, se agrandó un poquito (risas). Porque en realidad no puedo sacar de mí la forma docente de hacer las cosas, y entonces voy hablando con los que hacen comentarios, voy charlando e incorporando datos. Y bueno, así nació y así siguió durante toda esta cuarentena, que es larguísima, que estamos teniendo aquí en la Argentina también. Ese es el motor de lo que estoy haciendo, y por eso nos estamos conociendo también.

QP: La verdad es que nos llamaron mucho la atención sus comentarios sobre las músicas, sobre el rock, pero, sobre todo acerca del heavy metal, porque hay como un manto de dudas, de prejuicios, sobre este tipo de músicas, y poder descubrir ciertas cuestiones de las que generalmente no se hablan nos parece fascinante. Por este motivo queríamos hacerle la entrevista, para poder retransmitir también estos conceptos a otra gente, en especial a los chicos, porque ellos son los que más están detrás de la música, del rock, del heavy metal y todas estas tendencias musicales.

JA: Perdón, un pequeño comentario. Mi esposa siempre me estira de las orejas, me dice, yo cuando te conocí escuchabas ópera; de hecho, seguimos teniendo un abono en el Teatro Colón, nos encanta la ópera y el folklore, pero el rock tiene no solamente la posibilidad de la empatía con los jóvenes que nos permite tener un canal de encuentro, sino también tiene un montón de cuestiones propias que hablan de ese afán de la juventud, de valores, libertad, rebeldía, no necesariamente en el mal sentido, sino sobre todo se sabe entender el mensaje de fondo y dentro del rock, poco a poco, también por gusto personal, pero también fundamentalmente soy un amante de la música, pero no soy músico. Tengo a mi hijo que tiene su banda, tengo músicos alrededor, pero, yo no lo soy. Yendo a los mensajes del heavy metal, son los que apuntan a cuestiones más trascendentes en general, es decir, uno encuentra el tema del bien y del mal, lo inmanente y lo trascendente, Dios y el demonio; no como una actitud maniquea, como la estoy planteando, sino como cuestiones existenciales, muy profundas, así como el tema de la muerte, el sentido de la vida, el amor. Por eso, el heavy metal me sirvió mucho en aquellos años, sobre todo a inicios del 2000, en los que había tenido una difusión muy fuerte el metal en la Argentina y creo que en toda Latinoamérica. Hoy sigue escuchándose como algo clásico, pero me sirvió mucho. Igualmente he analizado canciones de todo tipo como el Rock, Hard Rock, Reggaetón, es decir, todo lo que ha sido necesario como para buscar siempre esos mensajes y trasmitirlos fundamentalmente a través de la música.

QP: ¿Cuál es el mensaje que usted quiere transmitir a través de estas reflexiones filosóficas de las letras de las canciones que usted publica en su canal?

JA: Cada canción que yo elijo, la elijo luego de un largo trabajo, en la mayor parte, como están pidiendo mucho tengo que ir un poco más rápido, pero, en general, sobre todo las primeras que suponen un largo trabajo, en realidad es una pasión. Por ejemplo, Iron Maiden, yo fui a verlos las 5 veces que vino a la Argentina, además de escuchar sus discos, leer su biografía, estar, acompañar, imbuirme también, no solamente tomar una canción y analizarla y ver lo que a mí me parece. Por eso, cada canción tiene un mensaje propio. Yo no planteo una hermenéutica de tipo subjetivista y relativista donde cada uno interpreta lo que quiere. Yo creo que hay un mensaje, pero también creo que hay un mensaje que trasciende al mismo autor, al mismo artista; el punto es llegar a eso, a esas verdades que están más allá incluso de la intención del artista al decirlas, que me hablan de mi propio mundo. Por eso, yo escucho los mensajes y depende mucho de las canciones; no quiero esquivar la respuesta a la pregunta, sino que aclararlas desde ese contexto que obviamente voy seleccionando los temas en estos tiempos de pandemia tratando de buscar mensajes que nos llenen de esperanza, mensajes que nos llenen de alguna manera de aprovechamiento de las circunstancias de los que estamos viviendo.

QP: Precisamente, ¿cómo ve y qué le dice este tiempo que estamos viviendo en todo el mundo?

JA: Creo que estamos viviendo en un momento donde la alegoría de la caverna de Platón se nos ha venido encima. Para mí esa es la página más bella de la filosofía, puesto que nos da la posibilidad de ir en ese viaje hacia el interior, porque el esclavo, ese filósofo que sale de la caverna, no es alguien que se va de viaje, no, eso no lo podemos hacer ahora, es decir, sino que va de viaje hacia el interior; en ese viaje hacia el interior de uno mismo, encontrarse con uno mismo, con esas verdades que radican en el corazón de cada hombre, es decir del encuentro personal con uno mismo, también abrirnos al encuentro con el otro, valorar el encuentro con el otro. Creo que es un tiempo de encuentro, y, por último, un encuentro con el Creador. Hay una cuestión que es más filosófica que rock, y a mí me preocupa mucho, y es lo que yo venía trabajando mucho el año pasado, que es la pérdida de la trascendencia en sus 3 sentidos. La primera la trascendencia hacia Dios, la muerte de Dios proclamada por Nietzsche. Hay un gran cardenal de la Iglesia, Robert Sarah, que acaba de escribir 3 libros impresionantes de los cuales el primero se llama Dios o nada, y otro Se hace Tarde y Anochece, en donde nos plantea justamente esa pérdida de Dios en el mundo, esa ausencia, pero, en realidad ese abandono del hombre a Dios e indudablemente nos limita a este mundo, a la inmanencia. La segunda pérdida fue la perdida de la trascendencia hacia el futuro. Allá por los 70 uno empezaba a perder la filosofía, esta idea de un Dios, pero de alguna manera quedaban los ideales, los sueños con consecuencias nefastas, pero, por lo menos los sueños hacia un futuro mejor. Las ideologías planteaban que a lo mejor no existía un Dios, pero, podemos hacer un mundo mejor con la ciencia, con la economía, con la lucha de clases. Nos costó mucho entender que el camino a lo mejor no iba por allí, pero tenían también la idea del ideal de un futuro mejor.

QP: Según su percepción como maestro, ¿cómo han reaccionado los jóvenes a este tiempo tan particular?

JA: Hoy cuando a los jóvenes les hablamos de un futuro, prefieren cerrar los oídos. Porque en general el futuro ¿qué es?: Calentamiento global, asteroides que golpean, virus que se expanden, fin de los tiempos, distopías. Hoy pareciera que el Dinero de [Aldous] Huxley de Un Mundo Feliz o un 1984 se han convertido más que en llamados de alerta, en recetas, es decir, pareciera que vamos caminando hacia el fin y vamos todos juntos, entonces se pierde la trascendencia hacia Dios, se pierde la trascendencia del futuro, pero, sobre todo, todavía en Latinoamérica nos está quedando algo que en otros lugares del mundo ya se ha perdido, queda la trascendencia hacia al otro, el encuentro con el otro. Esa trascendencia a través de la familia, el noviazgo, la amistad también está siendo bombardeada. La familia está siendo atacada por todos lados, las relaciones interpersonales se pierden, y entonces uno de los mensajes más profundos de mis canciones apunta a recuperar estas 3 trascendencias. Obviamente utilizaré distintas canciones, en cada una de ellas se destaca el encuentro con el otro, el amor, la apertura hacia el otro, la búsqueda en el interior, o en muchas de ellas, y lo aclaro eh, es decir el reencuentro con Dios, el creador.

QP: Nos impresionó mucho la reflexión que usted hizo sobre la canción de Megadeth, Simphony of Destruction. Si bien sabíamos que Dave Mustaine (el líder de la banda) se había convertido al cristianismo, nunca nos detuvimos a mirar las letras de sus canciones, lo que dicen, esa búsqueda de un bien más grande hacia su persona…

JA: Es lo que decía al principio, el metal nos trae estas sorpresas que son increíbles. Uno puede encontrar una canción que se llama Revelations de Iron Maiden donde empieza con un himno de Chesterton, empieza con un himno de este gran literato católico ingles que habla acerca de Dios y de la soberbia, y luego se dedica a hablar de Aleister Crowley, que era un satanista, hombre esotérico, que pareciera que representa al hombre apartado de su creador. Así como uno encuentra a estas perlas increíbles en el metal, son muchísimos. En el caso de Megadeth esto se junta con la vida del propio Dave Mustaine. La canción que comentaban, “Simphony of Destruction” es una canción que él escribe mucho antes de su conversión. Pensemos que él es un joven educado dentro de los testigos de Jehová, que a los pocos años estaba vendiendo drogas, que luego pasó a sectas satánicas y luego se reencuentra con Dios, después de un largo proceso de 17 veces de internación por rehabilitación. Este muchacho, este joven, este ídolo de masas ya en Sinfonía de la Destrucción va mostrando ese tema del poder, esa gran tentación del hombre en el poder, cuando pone su nombre en el lugar de Dios, pareciera que nos retrotrae al libro del Génesis. Entones, fíjense cuales son las consecuencias, las cabezas empiezan a rodar. Esta es la historia del siglo 20. Y entonces, ante esta situación la gente, como en el flautista de Hamelin, se van dejando guiar como si fueran ratas que son llevadas por ese sonido de la flauta que hoy es la cultura de la distracción, que hoy son las series, internet, etc. Se van dejando manipular por lo políticamente correcto y mientras tanto, empezamos a vivir como zombies, es decir, como robots, como autónomos y esos autómatas auguran la nueva y terrible utopía que se está gestando que es la del transhumanismo; un hombre que se liberó de Dios, se liberó del otro, se liberó del futuro, se quiere liberar de la propia naturaleza humana, no quiere asumir, es odio al hombre, es no querer asumir quien soy, no aceptar qué soy, quien soy, por lo tanto convertir al hombre en una máquina, ir más allá del humanismo que en el fondo es un vacío, una gran utopía. Todo eso está en “Simphony of Destruction”, por supuesto que, en ese video, yo lo fui relacionando con su conversión, y es increíble el final del libro de Mustaine cuando él dice que “todo merito viene del Señor”, todo merito vino de Él, no hay ningún poder superior. Al final él cuenta un cuento, que acá en la Argentina se cuenta mucho, no sé si en Paraguay, pero es de ese hombre que siempre está esperando a Dios, que el Dios nunca llega en una inundación y viene un bote, un helicóptero y él dice: Dios me va a salvar hasta que se ahoga. Cuando se encuentra con Dios este hombre se enoja y le dice ¿por qué no me viniste a salvar? Y Dios le responde, pero si te mandé un bote, un helicóptero. El libro de Mustaine termina con ese cuento y lo aplica a su vida diciendo: “cuantas veces Dios se tuvo que acercar a mí y decirme, amigo, te amo. Cuántas veces tuvo que acercarse, bueno, creo que ya es hora”. Esas son las últimas palabras de la biografía de Dave Mustaine, este hombre que luego no se hizo monje, sino que siguió con su banda heavy metal, y sigue tocando y está por sacar su disco habiendo vencido ahora un cáncer de garganta el año pasado.

QP: Viendo esa necesidad que hay en la gente, que usted puede palpar al ver los comentarios... los videos que usted analiza llaman también a una repregunta, o sea, nos invitan a volver a las preguntas existenciales. En ese sentido ¿la filosofía da un gran aporte al hombre moderno?

JA: En uno de los videos lo dije. Gabriel Marcel, filósofo católico existencialista francés decía, creo que fue en La balada del diablo y la muerte de La Renga (grupo de rock argentino), allí en un momento dado, el cantante dice que cruza la calle y se va haciendo amigo del demonio y de la muerte porque le daba más miedo que un ser humano. Y a mí me hace acordar una frase de Gabriel Marcel que dice que el único sentido de la filosofía hoy es tratar de salvar al hombre de la propia monstruosidad en la que ha caído. El hombre se ha convertido en un monstruo para el hombre y, entonces, uno empieza a pensar en Auschwitz, Hiroshima, Nagasaki, pero también empieza a pensar en la soledad en la que vivimos, en un mundo de la comunicación, en el que cada vez nos sentimos más solos, en el vacío existencial, en el suicidio adolescente, en la anorexia y la bulimia, en las adicciones, en la indiferencia y uno dice, tienen razón. No tienen razón de hacerse amigos del diablo y de la muerte, pero, es muy comprensible esta idea. Y entonces yo creo que la filosofía a mi modo de ver, y así me lo han enseñado mis maestros también, es decir, o es existencial o no es. Yo me lo imagino a Platón, Aristóteles y Sócrates discutiendo de temas existenciales, y bueno, intento hacer yo lo mismo a partir de los signos de los tiempos y de nuestra época. Yo creo que es un poco también lo que intento, No bajar línea, sino generar esa repregunta con mucho cuidado, con mucho respeto. Tratar de mostrar por ejemplo el tema de la muerte. Tengo un seminario en la facultad que se llama “La muerte y el sentido de la vida”. Entonces el tema de la muerte es tal vez como uno de los grandes temas para reflexionar, hoy en día con la pandemia que estamos sufriendo ¿quién no ha reflexionado acerca de la partida? Por eso, la última canción que he hecho de Megadeth: A tout le monde, donde él habla de lo que le gustaría decir a quien de él se despide y es hermoso: “te amo, tengo que partir” o por eso, Santificado sea tu nombre, esa canción de Iron Maiden, donde se habla de un condenado a muerte a quien en ese momento se le vuelve a presentar toda su vida y ve cómo la vivió. Me llevan también a generar esa pregunta ¿para qué estoy acá?, ¿cuál es el sentido?, y sobre todo, un sentido aplicado al hoy porque no es simplemente al futuro o al ayer al que me refiero, sino que trato de aplicar estos conceptos y las canciones a los que estamos viviendo hoy.

QP: El rock y la música clásica tienen un hilo conductor, ¿cómo se podría identificar ese hilo conductor?

JA: Especialmente con el Heavy Metal hay una conexión muy directa. Hay algunos géneros del metal como el Power Metal, donde la música clásica aparece muy representada, pensemos en Rhapsody [of Fire] o Luca Turilli, esas bandas de Power Metal que recuperan el barroco, Yngwie Malmsteen, el guitarrista, es decir, hay una conexión porque los músicos del metal en general son grandes músicos y han estudiado música clásica. Pero también la hay en cuanto a algunos conceptos fundamentales. En el heavy metal el romanticismo está muy fuerte, y pensemos que tenemos un sub género que es el Gothic Metal, pero después tenemos un montón de géneros o subgéneros en el metal donde aparecen todo ese ideal del romanticismo que por ejemplo vemos claramente en la obra de Iron Maiden, y luego lo podemos encontrar obviamente en Wagner, Beethoven o en Verdi. Y entonces, creo que hay una conexión profunda y por eso creo que son estilos que van a subsistir y siguen subsistiendo con el tiempo a la luz de otros que a veces son músicas mucho más de consumo. A mí nunca me gusta criticar a ningún género en su totalidad e insisto que se pueden sacar maravillas de todos lados. Creo que, en el Rock, sobre todo en el rock clásico hay una conexión muy fuerte con lo clásico pese a que la gente tiene muchos prejuicios porque, así como cuando va a escuchar por primera vez una ópera, la primera vez parece que fueran ruidos, y después uno empieza a entender los sonidos y valorar a una soprano o a un tenor ligero. Así también pasa con el heavy metal o con el rock, al principio parece solamente ruido; lo mismo pasa también con el tema de los valores, uno mira la música y lo primero que piensa es satanismo, oscuridad. Recuerdo que en mi juventud escuchábamos rock y lo asociábamos directamente con el satanismo. Tener una charla en filosofía sobre el rock era tener una charla sobre el satanismo, no digo que no esté presente, está presente, pero creo que en el fondo muchas veces hay una falsa dicotomía. Creo que hay una conexión muy profunda por el valor de los músicos, no es fácil ejecutar estas canciones y tienen una formación clásica casi todos ellos.

QP: Usted profesor habla de San Agustín, de Santo Tomás de Aquino, ¿es esa su escuela filosófica?

JA: Tuve varios maestros, es decir, importantes. Si, a mí me gusta hablar del realismo, pertenecer al realismo filosófico, Étienne Gilson es un filósofo medievalista, pero actual, contemporáneo que resalta y recupera el pensamiento de Santo Tomás. Otro autor que para mí es un gran maestro es Josef Pieper, filósofo alemán que llegué a tener la posibilidad de conocer, que es maravilloso en todas sus obras, y que arriba de fuentes tanto del pensamiento platónico como agustinianos, y por eso pertenezco a ese pensamiento. He tenido a un gran maestro aquí que se llamó Emilio Komar, un profesor esloveno que nos ha formado en la Universidad Católica, el otro es Octavio Derisi, que es el fundador de la Universidad Católica, es decir, esa es mi matriz filosófica. Es una matriz que me lleva a estar en constante diálogo también con los filósofos contemporáneos que apuntan fundamentalmente a hacer la filosofía existencial encarnada en las problemáticas del hoy porque valoran mucho el momento, el presente, el acontecimiento. La idea de que en realidad lo único que tenemos en nuestras manos es el hoy, el presente, y que cada momento, perdón, pero esto si lo tengo que compartir con ustedes porque o sino no me voy a ir tranquilo de la entrevista. Hay una visión del Carpe Diem que seguramente todos conocemos, aprovechar el hoy con lo cual yo también aprovecho, aprovecho mucho de ella en el buen sentido, coincido plenamente que el sentido de la vida es el carpe diem, aprovechar el día. Lo que pasa es que hay dos Carpe Diem, uno que dice aprovecha el día porque mañana no queda nada, y ese es el que el mundo hoy nos está vendiendo, no sé qué estará pasando en Paraguay, pero, en la Argentina todos los grandes medios de comunicación nos están mandando solamente mensajes apocalípticos, es decir, “han aparecido unos cerdos que tienen una peste que nos van a destruir a todos”. El coronavirus parece una broma al lado de todas las cosas terribles que están apareciendo en estos días que pareciera que todo se acaba, es decir generar un temor, por lo tanto ¿Qué hay que hacer?: distracción, consumo. Bueno, eso ya varios años venimos igual. Frente a ese Carpe Diem hay otro que dice que cada momento es único, porque es un momento ligado a la eternidad, en el momento del hoy se juega nuestra eternidad y por eso hay que valorarlo tanto.

QP: Entonces, ¿cómo podemos recuperar esta conciencia de vivir el presente?

JA: El futuro es del demonio porque nos genera preocupaciones. Eso decía Carl S. Lewis, en las Cartas del Diablo a su sobrino. Uno piensa en el futuro, el diablo te hace preocupar por un futuro que no controlas, el pasado ya no está; entonces ¿qué tenemos?, el hoy. Por lo tanto, es fundamental encarnar la filosofía en el hoy y vivir el hoy como el momento donde se juega nuestra eternidad. Y eso es fantástico encontrarlo en la música. Eso la primera vez que lo escuché fue cuando escuché a un profesor en el año 1990, que además después me enteré que fue el último año que dio clases por lo menos allí. Fue mi profesor en dos clases porque ya ese año iba muy poquito a clases, pero esas dos clases las aproveché muy bien, y me acuerdo que la primera vez que lo escuché decir esto, valorar el presente, valorar el momento y me impactó tanto que no lo olvidé más. Era 1990 y el profesor, no sé si les suena el nombre, se llamaba Don Luigi Giussani. Tuve el honor de tenerlo a Don Giussani en poquitas clases en Introducción a la Teología que daba en el Sacro Cuore de Milán. Allí hice un año de estudios, fue en el año 90 y fue el último año que él estuvo en esa cátedra. Y es cierto, toda esta idea del presente la mantuve desde aquel tiempo. Me acuerdo como si fuera hoy. Estoy casado, tengo 4 hijos, ya tengo 3 nietos. Tengo 54 años, pero ya tengo 3 nietos. Me acuerdo de ese concepto de vivir el presente, pero, con una apertura a lo eterno. Nunca lo olvidé de ese encuentro, de esa clase. Allí uno ve la santidad de las personas, así como dejan esas pequeñas semillas, en una palabra, en unos momentos que perduran durante años.

QP: ¿Cuáles son las bandas que a su criterio tienen un contenido, que puedan decir cosas interesantes?

JA: Hay bandas que se mantienen, yo creo que hay bandas clásicas que se siguen manteniendo y se mantienen justamente por eso, porque tienen mucho para decir. En ese sentido hay muchos estilos diferentes. Tampoco quiero ser reduccionista, a veces elijo las bandas que más conozco yo o más escucho yo, las que más me gustan. En el rock argentino, en general, en la mayor parte de los temas no hacen referencia a lo trascendente, hacen referencia y tienen cosas muy valiosas, al encuentro interpersonal. Ahí vemos bandas como La Renga, en el metal un cantante llamado [Ricardo]Lorio que acompañó toda nuestra historia del metal, V8, Alma Fuerte. Todos ellos hablan mucho del encuentro interior, el encuentro con el otro. Rata Blanca también en el heavy metal. Por supuesto los grandes clásicos como Charly García, etc., que son autores que hablan mucho del encuentro con el otro, la preocupación por el otro. En ese sentido me parece que dejan un mensaje muy interesante. Algunos incluso con canciones muy duras, pero bueno, uno hasta puede aprender del camino contrario. A nivel internacional creo que sigue habiendo bandas como Irón Maiden, Megadeth en el ámbito del metal que dejan mensajes muy claros, pero no son las única ni mucho menos. Constantemente les digo a los que van siguiendo pásenme bandas, pásenme músicas. Por supuesto también en el ámbito del Punk hay también una interesante manifestación desde los Sex Pistols en adelante, de como de alguna manera la reacción, una reacción terrible, durísima, violenta que los llevó a muchos a caer por la heroína y morir, manifestando una necesidad del joven de salir de un mundo que se ha convertido en una cárcel, con lo cual creo que la pregunta no podría responder con “vean esta banda o aquella”, sino como diciendo hay que buscar en cada estilo, en cada banda un mensaje. Por ejemplo, ustedes se imaginan a Mick Jagger rezándole a Jesús, bueno, hay una canción, búsquenla, se los recomiendo, donde él está hablando de la guerra en Irlanda del Norte, donde hace una canción con los Rolling Stones, donde hablan de Jesús. Cegados por el arcoiris se llama la canción, allí los Rolling Stones se preguntan si tendrán la suficiente humildad de arrodillarse ante la cruz. Uno escucha eso y dice, ¿qué pasó? En todas las grandes bandas de rock hay momentos donde los cantantes hablan desde del corazón. Por lo menos si no dan respuestas, hacen grandes preguntas que podemos tomar nosotros y analizarlas.

Publicado por

Hugo Martínez, Rafael Martínez, y Eduardo Prieto